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martes, 13 de marzo de 2012

LA NICOTINA, SU EFECTO SOBRE EL CEREBRO

Si bien son los pulmones los órganos que inician la absorción de la nicotina contenida en el tabaco, es el cerebro su principal sitio de acción. La razón neurológica por la cual el tabaco es altamente adictivo se centra en su principal componente: la nicotina, y en los receptores cerebrales responsables de disparar la cascada de acciones que la nicotina genera en el organismo.


Las enfermedades inducidas por el cigarrillo son varias, a saber: cáncer de pulmón -principal causa de muerte secundaria al hábito de fumar-, alteraciones cardiovasculares, enfermedad pulmonar crónica severa, infecciones, diabetes, úlceras gastrointestinales, osteoporosis, trastornos reproductivos, complicaciones postquirúrgicas severas, retraso en la cicatrización de heridas, y alto riesgo de accidentes por quemaduras.

Ruta de la nicotina hacia el cerebro


El humo del cigarrillo libera nicotina, y al ser inhalado directa (fumadores activos) o indirectamente (fumadores pasivos), las pequeñas partículas de nicotina siguen el camino de las vías respiratorias superiores hasta llegar a los pulmones en donde rápidamente son absorbidas hacia la circulación venosa pulmonar y de allí hacia la circulación arterial en ruta directa hacia el cerebro.

Entre la inhalación del humo y la llegada de la nicotina al cerebro pasan apenas unos pocos segundos.

Acción de la nicotina en el cerebro


Una vez en el cerebro, la nicotina se une rápidamente a sitios específicos de los receptores colinérgicos nicotínicos (receptores que ligan principalmente al neurotransmisor acetilcolina), y desencadena la entrada de sodio o calcio a las neuronas (ambos con carga positiva).

El aumento de positividad dentro de las células cerebrales provoca la apertura de canales de calcio voltaje dependiente y una mayor entrada del mismo a las neuronas, creándose un ciclo vicioso entre la liberación de los neurotransmisores y la reentrada de calcio a las neuronas.

Los neurotransmisores, entre ellos la dopamina -crucial en todo proceso de adicción- liberados como respuesta a la interacción de la nicotina con los receptores, producen efectos de placer y recompensa; e instalan la necesidad de continuar fumando para obtener la sensación placentera, y para evitar los efectos indeseables de la abstinencia.

Dado que la nicotina, además, disminuye el umbral a la sensación de recompensa cerebral y teniendo en cuenta que este estado comienza a los pocos segundos de la inhalación y puede durar hasta 30 días, es fácil deducir la mortal trampa que el cigarrillo presenta cuando su hábito se torna inmanejable. La voluntad no cambia el proceso dado que la dependencia se basa en los cambios químicos y moleculares cerebrales disparados por la nicotina.

Tolerancia a la nicotina, abstinencia y adicción: mecanismos cerebrales


Los mensajeros químicos del cerebro o neurotransmisores que participan en el proceso de tolerancia, abstinencia y adicción a la nicotina son:
  • Dopamina: rol principal en la sensación del placer y de la recompensa, y en el refuerzo de la búsqueda de la fuente que genera ese placer (condicionadora del hábito de fumar).
  • GABA o ácido gamma aminobutírico: inhibe la liberación de dopamina, pero su efecto es transitorio.
  • Glutamato: entra en acción cuando el GABA se desensibiliza y genera un efecto opuesto. Reproduce y mantiene el nivel de excitación a través de la "ahora no controlada por el GABA" dopamina.
  • Hipocretinas: producidas en el hipotálamo lateral, regulan los efectos estimulantes de recompensa cerebral disparados por la nicotina.
Las regiones cerebrales que participan en el fenómeno nicotínico son esencialmente aquellas relacionadas con la liberación y acción de la dopamina y con la población de receptores nicotínicos, sumadas sus interconexiones cerebrales, a saber:
  • Área mesolímbica (relacionada con el procesamiento de las emociones)
  • Cuerpo estriado
  • Corteza Frontal
  • Área tegmental ventral, cerebro medio y núcleo accumbens (áreas cruciales en la sensación de recompensa inducida por el consumo de drogas)


Neuroadaptación a la nicotina


La consecuencia del consumo habitual de nicotina genera un aumento de los sitios de unión a la misma en los receptores colinérgicos cerebrales (más nicotina llega al cerebro, más sitios de unión se crean), razón por la cual para mantener los sitios ocupados y mantener un nivel de placer estable, el fumador requerirá cada vez mayores “dosis“ de nicotina. Se cree que la desensibilización de los receptores es la causa del aumento de los sitios de unión a la nicotina. Este proceso recibe el nombre de “neuroadaptación” o el más usado término de “tolerancia“.

A la cascada de eventos, agrega Benowitz, se suma el factor liberador de corticotrofina extra-hipotalámico, el cual estimula la liberación del mismo factor a nivel cerebral (amígdala) durante el período de abstinencia, generando mayor estrés y ansiedad.

Síntomas de abstinencia a la nicotina


Los efectos placenteros secundarios al acto de fumar, así como los posibles efectos subjetivamente "positivos" para el fumador (aumento de placer, disminución de la ansiedad y del estrés, facilitación de la digestión, mayor concentración en algunas tareas y pérdida de peso) se instalan tan rápido como se instala la dependencia a la nicotina.

El fumador irá por más para sentir lo mismo, y ahí reside la gran trampa, porque cada vez necesitará más para sentir lo mismo, mecanismo fundamental (y altamente nocivo) de toda adicción.
La sensación de falta de nicotina en el cuerpo genera irritabilidad, depresión, cansancio, insomnio, ansiedad, y en algunos casos cuadros que podrían ser confundidos con patologías psiquiátricas en las cuales la anhedonia o sensación de “nada genera placer en esta vida“dominan el humor.

Conclusión


Es bien sabido por todos que el tabaco es altamente nocivo para la salud, pero aún así condicionamientos psico-sociales reforzados por los agudos intereses de quienes comercializan tal veneno no permiten que fumar se transforme en un hábito en vías de extinción.

Quizás conocer las acciones de la nicotina en el cerebro humano y la imposibilidad real de frenar voluntariamente los efectos perjudiciales que se disparan a los pocos segundos de inhalarla, den lugar al reconocimiento del elevado y pontencialmente letal costo que el efímero placer de fumar genera.   

                                                                                                                                            (Jimmy Pit)


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